I. 28/03/2022 - 03/04/2022

¡Aquí no hay nada! En este comienzo de mi escritura de la bitácora reflexiva, es la pantalla la primera que me increpa: ¡Aquí no hay nada! Y es la forma tan exagerada de la invitación de la plataforma blogger, junto la responsabilidad como estudiante en la búsqueda de un modelo profesional para la docencia, la que me motiva a instalarme frente al telón virtual y empezar a escribir.

Antes que estudiante de pedagogía en Historia y Geografía soy Actor. Desde joven en una población en Las Compañías, al norte de La Serena, comencé mi formación con una actriz y directora teatral llamada Claudia Hernández López. Nunca postulé a una Universidad, hasta ahora a mis 29 años ¿por qué? en esta primera semana la historia docente me está sometiendo a dudas que trataré de cristalizar en este escenario de “Bitácora reflexiva digital”.    

En la última clase, el maestro Richard Bravo comentó sobre la gran problemática que han arrastrado los profesores. Los docentes son seres cambiantes, pero son aplastados por la codificación del mundo educativo. O diría yo, actor estudiante de pedagogía en Historia y Geografía: los docentes son interpretes en una obra donde no pueden bajar del espacio escénico; o peor aún, donde no pueden abrir el telón, quitándoles la posibilidad de ser el personaje que quieren interpretar para los otros.

A veces escucho que se anhela tanto ser actor y actriz, pero ¿Cuántas veces sin darnos cuenta ya estamos siendo dirigidos?

Por ejemplo, la llegada a la moneda de Gabriel Boric, ha dirigido hasta los gustos de las mentes más económicas. Quien iba pensar que Mario Marcel, actual ministro de Hacienda, ex académico, posaría sin corbata…

Chile se está abriendo al mundo de las identidades, pero me queda dando vuelta algo ¿trae una dificultad mayúscula un cambio tan radical? ¿Abandonar el fantasma de la unión patriota? por ejemplo.

Las seguridades del maestro Richard Bravo, que es chileno, dando de ejemplo las “costumbres chilenas” como antecedente de una identidad impuesta, distorsionada o ridícula, me parece que sí, podría traer problemas y roces en los rincones de esta “herida abierta” llamada Chile. Pues a diferencia del mundo universitario, donde con soltura podemos usar algo de lenguaje inclusivo y asegurar que no tenemos gallinas y bueyes en nuestros patios; y que no colgamos la bandera chilena, o símbolos patrios o asistimos a carreras de perros, etcétera; si existen pueblos donde esa identidad de “costumbres chilenas”, representa parte de su historia humana, por la que sueñan y viven. 

Hay dos pueblos, por ejemplo, uno en el valle del Elqui llamado Andacollito y otro Cachím Alto en la región de Los Ríos, donde sus habitantes hablan de Chile como un espacio que sienten en esencia, que no podrían vivir sin ella.  Si las próximas clases encausan la identidad para tema de estudio, profundizaré con mayor detalle en al menos uno de los pueblos.

Los puntos estudiados, esencialista, constructivista y ficcionalista, es una tríada de la que no sé si podemos usar al mismo tiempo. Hay un proverbio árabe que dice “eres más hijo de tu tiempo que de tus padres”. Mi generación (1992) y la que circunda a la mía, somos los hijes de la crisis de las instituciones. 

Volviendo a la metáfora del telón. No sabemos si el público detrás del telón vale la pena satisfacer. A veces creemos escuchar un grito: ¡Aquí no hay nada! ¿Y será en verdad nuestro destino, el abandonar los sueños de comunión para seguir los de querer ser un actor auto dirigido? como los de La Compañía Limitada, que practica la autodirección. Sí. Pero que tan posible podría ser ¿Cuáles son los flancos que se deben tomar en cuenta para no estar sometido? Es imposible que sea uno solo a resolver. Nuestros problemas, como la estrella de la bandera, tan superficial y con cinco puntas, nos distrae, pero nadie ve el blanco que nos envuelve como chilenitos… 

Pero está crisis no es nueva en este país.

En el libro Historia del Teatro en Chile 1890-1940, Juan Andrés Piña cita al historiador Gonzalo Vial: Inicialmente cedió la unidad doctrinaria, los chilenos ya no tuvieron un Imago mundi común; la que habían tenido –dada por el catolicismo hispánico- se hizo pedazos con el embate “laico” y no pudo ser restaurada ni sustituida. Luego se desintegró la unidad política: el régimen parlamentarista demostró su inoperancia y su capacidad para corromperse y corromper; desapareció el rosado optimismo que, inmediatamente tras la revolución imaginara haber resuelto todos los problemas mediante el aplastamiento del Poder Ejecutivo e instaurado en su reemplazo el Congreso omnímodo; aquel optimismo fue sucedido por el desencanto más escéptico y el desconcierto más completo.

 Por lo que me hace sospechar que la crisis de identidad tiene una salida. Pero quedemos hasta aquí, puesto que las reflexiones necesitan tiempo y contenido. La semana que viene se aproximan dos clases y el domingo de Ramos para finalizar. Hace mucho tiempo que no asisto a uno ¿Cómo estará hoy el escenario de la iglesia católica?

Aún no se abre el telón.

E s  h o r a  d e  s u t u r a r  a l   p a í s.
¿  Esta herida abierta llamada Chile  ? 
(    Imagen original para la bitácora   )


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