XI. Evaluación de la asignatura

 

La asignatura contribuyó a cuestionar mi futura identidad profesional docente, en un contexto desfavorable, en un futuro incierto, en un huracán de miradas y legañas.  

Desde aspectos de la asignatura pude aprender: la historia de la educación, caminos de lo profesional y el desarrollo como ser humano, desde potenciar un dilema. Pues como pude concluir, al igual que Richard Bravo, el docente profesional es una mezcla de todas las identidades vistas en el ramo.

Al revisar los contenidos de la asignatura, en un aspecto importante para mí, fue poder crear un diálogo con compañeros, compañeres y compañeras en la presencialidad. Estas nuevas posibilidades que tuvo la asignatura, eran difíciles en las clases online.

Recuerdo las opiniones de Pablo Pizarro: esa opinión tan esperanzadora que arrastra, que cree que, al saber del problema, podemos por ende solucionarlo sí o sí.

Pero percibir un problema, no quiere decir que se solucione.

Rumualdo, que es voluntario bombero, me advirtió una vez que el fuego no siempre se le debe lanzar agua, porque puede explotar.    

O insistiendo con el elemento fuego, que saber prender fuego, es un conocimiento esencial en otros territorios, como en la Patagonia, de donde viene la compañera Julia Arana.

O regresando a aspectos de la asignatura, el comentario de David Latorre, que las clases de Formación docente son como una serie de humor norteamericano.

El Humor en la enseñanza de la Formación docente, me contribuyó a que estas sombras que se presentan en la docencia, no se vean espanto, sino con la seriedad de personas que están en un ámbito, donde aún no hay un consenso, pero no una tragedia.

Percibir que las identidades son cambiantes, me permiten confiar más en los contextos y estar despierto a CREAR EL PERSONAJE, con una compañía de educandos conscientes de sus limitaciones.

 Pues puede que el telón nunca se abra y el sentido de un profesor ya no es de un solo personaje, es de un coro. Es cambiante. Un constante ensayo.